sábado, 28 de diciembre de 2013

EL MERCADO DEL BORN DE BARCELONA

RODA EL MÓN I TORNA AL BORN


El primer ejemplar de la arquitectura del hierro de la ciudad de Barcelona.

En los años 60 estaba activo y era un lugar lleno de vida y color. Lo recuerdo muy bien yo era una pequeña estudiante de bachillerato y el tranvía me dejaba todas las mañanas delante de este maravilloso lugar hoy nada que ver en su exterior y mucho menos en su interior tal y como yo lo recuerdo.

Hoy su interior es un trabajo que ha durado muchos años y no menos controversias  hasta llegar a ponerse de acuerdo en qué hacer cuando las primeras palas intentaron renovarlo.
Los hallazgos eran tan poderosos que no se podían acallar sus lejanas y poderosas voces llenas de historia que sus piedras clamaban.
Al final y tras sufrir muchos agravios el barrio ha recuperado la vida y sobretodo el orden y la limpieza ... y además la belleza.
Belleza arquitectónica  y en hierro de una ligereza y belleza extraordinaria. La luz llega por todos los puntos tras varias alturas de marquesinas y al resguardo de sencillas vidrieras. En el lugar importaba la funcionalidad, la aireación y la luz . Un Proyecto que buen ejemplo podría ser hoy de mantenimiento sostenible  que no deja de lado la belleza en los más mínimos detalles.
Mirando y admirando "mi añorado Born" pienso en los muchos artesanos que debieron trabajar en su construcción . Josep Fontserè i Mestre fue el arquitecto que incluso en este Mercado Municipal llevó el Modernismo que tanto se extendió por la ciudad de Barcelona  en esos años del siglo XIX.
Hoy he vuelto y me he paseado por su interior . Un espacio cuidado y preparado para que la cultura fluya. En el centro la excavación que muestra la Barcelona herida de muerte que dejó aquel Borbón que por sus hechos se le compara con el lugar para ir a cagar.
Lo he rodeado y he recorrido todo su perímetro exterior. No queda ni rastro de las grandes pilas, montañas de sandías y melones que en mis tiempos de estudiante y como tal y en momentos de aburridas clases íbamos a puntear con disimulo algún melón o alguna sandia que por el lugar que ocupaban creaban más de un derrumbe y por supuesto la consabida regañina y nada más porque teníamos unas piernas muy ligeras que nos ayudaban a salir de allí corriendo, era un juego.
Cuatro grandes puertas cada una en fachada diferente.
La linterna , reconocible desde lejos por todo el barrio de la Ribera.
La gran cúpula central, que por su ligereza parece una primorosa cesta de mimbre. Es hierro y madera.
El Mercado Municipal del Borne en el barrio de la Ribera, muy cerca de la estación de Francia y de la conocida Catedral del Mar y a pocos pasos del Parque de la Ciudaddela y Zoo de la ciudad.
Un precioso lugar por el que callejear es un placer.