jueves, 8 de septiembre de 2016

LEYENDAS Y COCINA EN EL MONASTERIO DE IRANZU

Por tierras de Iranzu.  
Como tiene que ser que siempre ha sido, los monasterios los encontramos alejados del mundanal ruido . Allá donde Cristo perdió el gorro ¿o eran las zapatilla?. El caso es que para llegar a Iranzu ... no es que sea difícil pero hay que ir con plano y cuando  estas llegando no acabas de verlo porque hay que atravesar un angosto desfiladero , pero llegas.
Los monjes allá por el siglo XII buscaban para establecer sus casas lugares apartados y con agua y este lugar lo tiene todo eso y más.

Santa María de los helechos porque es eso lo que significa en euskera. Es un lugar precioso.

Las ruinas de la iglesia de San Adrián guardan los primeros vestigios de los monjes que hasta aquí llegaron . La Iglesia es lo primero que construyeron allá por el siglo XII y a continuación emprendieron la construcción del  monasterio.

Iranzu guarda mitos y leyendas muy curiosos.

El Organista loco
Cuenta la leyenda que el organista del monasterio, un monje llamado Jerónimo  que por su arte musical era conocido a muchas leguas del lugar, andaba triste desde que las leyes de desamortización menguaban las posesiones monásticas . Un día lluvioso y triste se mando quitar el órgano del monasterio, Jerónimo se volvió loco de tristeza al no poder dedicar sus notas al altísimo y en su locura llegó su muerte, pero moribundo pidió que se le enterrara entre las ya ruinas del monasterio. La leyenda dice que los días de lluvia y fuerte viento se oye al monje ejecutar su triste melodía entre las ruinas.
El monje Dulaz
En las cercanías del monasterio existe un monte llamado Dulaz. Dice la leyenda que allá por el siglo XIV llegó al monasterio un monje francés , sabio y conocedor de muchos remedios sanadores, pero las gentes del lugar le temían incluso le tildaban de brujo. En el monasterio los monjes estaba muy contentos con él ya que con sus remedios y curas se beneficiaban . Un día el abad enfermó, pero solo informó de su dolencia a Dulaz, este salió diligente del convento a buscar las hierbas necesarias que la naturaleza ofrecía por aquellos lugares para poder realizar la cura que su abad necesitaba . Era invierno y una nevada le impidió regresar. Pasado el invierno el abad mandó buscarlo y se le encontró muerto en la nieve , pero con una sonrisa en sus labios. y aquel lugar lleva su nombre.

Conjuro a Domingo de Aoiz
Una leyenda del siglo XVII cuenta que cuando un exorcista de un remoto lugar nórdico lanzaba sus conjuros contra el maligno que estaba empleado haciendo el mal en algún desgraciado poseso al abandonar el cuerpo de su victima y en venganza , en ese preciso instante perdía la vida un monje en el cenobio navarro de Iranzu. Estudiosos han buscado cronologías y coincidencias y dicen y cuentan que sí, que el abad Domingo de Aoiz falleció por esas causas ... 

Y con estas historias llegamos a un precioso, luminoso y artístico lavatorio bajo templete emplazado en el claustro. Por el pasaban los monjes para lavarse antes de pasar al comedor.

La cocina del monasterio de Iranzu
Una de las más espaciosas que he visto hasta ahora en mi recorrido de monasterios cistercienses.

Parece que en los primeros tiempos los monjes seguían reglas muy estrictas a la hora de alimentarse.
Eso es lo que te cuentan . Que si no comían carne ni pescado que se alimentaban de los productos de sus huertas, que el vino o la cerveza no faltaba , gracias a lo bien que cuidaban, sus viñedos ...
Y cuando estás entre estas inmensas construcciones es cuando surge la curiosidad y las preguntas , muchas preguntas.
 Recorres la gran cocina y ahí están los pocos útiles que nos quieren contar sus historias, pero no siempre la austeridad reinó entre sus muros . Privilegios siempre han habido y al principio la alimentación de jóvenes y ancianos o enfermos permitía algunos extras. En otros momentos los abades que siempre acostumbraba a comer con aquellos que en calidad de huésped se encontraba a la hora de comer, podían  proceder a saltarse la austeridad. Por unos motivos o por otros los pensadores de la orden más de una vez tuvieron que reestructurar las normas para que no hubieran demasiados  alteraciones . Hubo momentos de mucha austeridad , pero también los hubo de todo lo contrario. Hoy solo quedan las piedras que nos hablan en voz muy muy baja .

En el montajillo que pongo a continuación, un paseo por la iglesia abacial , el claustro, la sala capitular y todo lo visitable de este precios monasterio cisterciense .

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