He vuelto. Una vez más.
las Calles del barrio de la Ribera me han llevado otra vez a la construcción pétrea.
El farol iluminado con la luz de la mañana y el grito de la gárgola han guiado mis pasos una vez más.
Hoy busco luz entre sus piedras.
Es una ilusión óptica, parece una cúpula, pero no lo es . El gótico catalán no sabe de esas formas, ni falta le hace.
Desde el exterior imposible de imaginar . Hoy mi mirada recorre las esbeltas columnas hasta llegar a los arcos que a modo de tela de araña las une a varios pies de altura . Columnas que aguantan columnas . Vidrieras que iluminan a diferentes alturas.
La luz que hiere como rayo de espíritu .
¿Qué extraña sombra es?
La imagen de María desde el altar mayor con el hijo sentado en su regazo busca entre los muros al hijo que le arrebatan .
Y el silencio se rompe y los tubos vibran. La gran caja se recubre de armonías y en su interior brilla una lucecita. Y a esa luz se la llama hombre.
Y a esas luces, súplicas y deseos.
Siempre vuelvo.